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PIEL ATÓPICA – CÓMO CUIDARLA

Intentemos hacer que el concepto sea más claro, el término “sensible”, en un contexto dermatológico, sugiere una piel en la que los factores externos (sol, frío, viento …) influyen negativamente.


También hay factores externos poco comunes que pueden causar sensibilidad a la piel, como drogas fotosensibilizadoras, etc…

Con el término “piel reactiva”, nos referimos a una piel con la capacidad de presentar una serie de síntomas por encima de lo normal.

Por ejemplo, cuando se aplica un peeling, habrá personas que tendrán una reacción leve, (sólo un rubor), y habrá otros que tendrán una reacción exagerada (enrojecimiento, calor, picor, descamación …).

Ahora que hemos aclarado el concepto, podemos decir que no todas las pieles sensibles son por fuerza, pieles reactivas, y que no todas las pieles reactivas son pieles sensibles.

Sin embargo, es casi seguro que la piel reactiva tiene una base con alta sensibilidad. Ahora, para complicar aún más las cosas, llega un tercer concepto, que es un concepto médico (sensible y reactivo no son conceptos médicos), que es: piel ATÓPICA. Una piel se define como atópica, cuando existe una predisposición genética que favorece, entre otras cosas, una alta reactividad de la piel. Por esta razón, diremos que todas las pieles atópicas son reactivas.

Observando todo esto podríamos establecer una escala larga, donde encontramos piel sensible en la base, en el segundo nivel encontraremos las pieles reactivas y en el vértice las personas con piel atópica.

Uno de los aspectos importantes a considerar, es que la piel atópica no tiene nada que ver con “el tipo de piel”, seca, mixta, grasa. Independientemente del tipo de piel de la persona, la piel puede ser atópica.

Como ya he comentado anteriormente, la piel atópica tiene una base genética, más comúnmente dicho, la piel atópica se hereda, por lo que cualquier persona puede pensar que siendo un rasgo hereditario, no se puede hacer nada para mejorar esta condición.

Ciertamente, no podemos cambiar la genética de una persona, pero podemos mejorar la piel atópica, hacerla menos reactiva, por lo que la persona tendrá menos síntomas y la calidad de vida puede mejorar considerablemente.

Todo el mundo conoce la importancia del agua termal para la prevención y para aliviar los síntomas de las irritaciones de la piel. Por esta razón, sería muy importante que las personas afectadas por esta patología usen dermo-cosméticos hechos con agua de este tipo, donde también está presente el azufre, que es un elemento esencial para el funcionamiento normal de la piel, presente en la medicina herbal.

Como se conoce desde tiempos inmemoriales hay que recurrir al uso de aceites y mantecas para nutrir y aliviar la piel. Ideal para este tipo de pieles son el aceite de almendras dulces y la mantequilla de karité, pero ¡Atención! “NUNCA ponga aceites esenciales en una piel atópica”, los aceites esenciales tienen en su composición una sustancia química natural (essenzia) que es irritante para la piel reactiva y atópica.

No es recomendable usar productos químicos que contengan parabenos, perfumes, vaselina …. ciertamente no es la mejor opción. Lo ideal es siempre optar por productos de origen biológico natural.

Hay que tener presente una serie de principios activos naturales que son específicos para este tipo de piel. Estos incluyen: El Extracto de Magnolia, que alivia el picor y el enrojecimiento de la piel. El Extracto de Algodón que regenera células de la piel y evita la pérdida de agua. Y por supuesto no puede faltar: el Aloe Vera, con sus propiedades hidratante, calmante y nutritivo.

Obviamente, como siempre, no me gusta usar sólo productos uso externo, porque creo que los mayores beneficios se pueden obtener tomando sustancias naturales en forma de extractos o tés para uso interno.



Laura Nardi

Naturopata

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